Por qué se pierden clientes

¿Por qué el cliente abandona la empresa? Mejora la gestión de clientes

En ocasiones, a la hora de sacar adelante nuestro negocio, nos tenemos que enfrentar a la dura realidad de perder un cliente. Después de tantas horas trabajando codo con codo, resulta bastante doloroso, sobre todo para el bolsillo. La causa no siempre se encuentra en nuestro campo, como es lógico. Tenemos que hacernos a la idea de que ofrecemos nuestros servicios en un mercado global tremendamente competitivo. Es por ello que mucho no saben por qué el cliente abandona la empresa.

En este contexto, algunos proveedores juegan a hacer malabares con precio y calidad para ampliar su cartera. Sin embargo, esta estrategia a la larga tiende a resultar desastrosa. Aunque pueda parecer difícil, existen formas de fidelizar clientes a pesar de estas prácticas abusivas.

¿Por qué perdemos clientes?

En la respuesta a esta pregunta intervienen diversos factores: tarifas poco competitivas, incumplimiento de los plazos, falta de calidad del servicio, etc. De hecho, uno de los motivos más habituales de por qué el cliente abandona la empresa es que no hemos cumplido las expectativas. Sin embargo, este problema tiene fácil solución: basta con enfocar nuestra gestión de proyectos a las necesidades concretas del cliente. De esta forma, nuestro trabajo será tan personalizado que les resultará imposible encontrar un sustituto a la altura. Para convertirte en un valor seguro de cara a tus clientes, solo hace falta aplicar los siguientes consejos. ¡No vuelvas a preguntarte por qué el cliente abandona la empresa!

Establecer un flujo de trabajo claro y flexible

Para que nuestro servicio sea óptimo, tanto el encargo como las distintas tareas y roles que permitirán su consecución deberán establecerse desde el primer momento. Esta planificación tendrá que abarcar todo el proceso y así controlar la ejecución de los proyectos, desde la fase inicial hasta la entrega al cliente.

  • Hay que evitar a toda costa gestionar sobre la marcha, ya que de esta forma solo nos arriesgamos a dejar cabos sueltos y que nuestro servicio no dé la talla.
  • Merece la pena dedicarle el tiempo necesario a la planificación de cada tarea en la gestión de proyectos, nuestros empleados y clientes nos lo agradecerán.

Como es lógico, siempre pueden surgir contratiempos, especialmente en proyectos de gran envergadura. Así pues, nuestra planificación también deberá poderse adaptar fácilmente, para que el encargo llegue a buen puerto a pesar de los posibles reveses.

Apoyarse en el equipo

Como gestor de proyectos o director de proyectos, debes saber relegar responsabilidades y tareas en el resto del equipo. Querer hacerse cargo de todas y cada una de las tareas solo ralentizará el proceso y, con toda seguridad, empeorará la calidad del resultado final. Dado que es imposible controlar todas las fases del encargo, lo mejor es:

  • Rodearse de profesionales.
  • Encontrar un equipo de confianza. No siempre es fácil y, de hecho, suele requerir cierto tiempo. Sin embargo, una vez logrado, puede llegar a ser garantía de calidad. El hecho de rodearse de expertos no basta: también hay que valorarles y que se sientan parte de la empresa. Una buena forma de conseguirlo pasa por cederles parte de la responsabilidad.

Fomentar una comunicación fluida

Por último, aunque no por ello menos importante, la existencia de una comunicación efectiva entre todos los actores implicados en el proyecto es fundamental.

  • No solo se debe fomentar el diálogo entre los distintos expertos, sino también con el propio cliente.
  • Establecer reuniones periódicas o crear informes de seguimiento de proyectos para mantenerle informado o consultarle de forma puntual sobre sus preferencias hace que nuestro servicio se considere cercano a la par que profesional.

Así conseguiremos que el cliente se sienta parte del proyecto, y no un mero consumidor. Además, esto nos permitirá conocer de primera mano sus necesidades concretas. Si cumplimos con creces sus expectativas, no tendremos que preguntarnos nunca más por qué el cliente abandona la empresa.

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