Modelos de facturas

¿Cuál es la diferencia entre factura proforma y factura normal?

Una factura proforma, al equivaler a una oferta comercial o presupuesto, no tiene valor administrativo o legal, por lo que carece de efectos fiscales y no se puede emplear como justificante de una transacción comercial.

Aunque la factura proforma habitualmente contenga prácticamente la misma información que una factura normal, como la fecha, los datos identificativos del vendedor y el comprador, la descripción de la operación, el importe, el IVA y el coste total, se diferencia de la factura corriente en dos aspectos concretos: debe encabezarse por el texto ‘Factura proforma’ y, o bien no se numera, o lleva una serie numérica distinta a la serie principal de facturación.

Habitualmente, la factura proforma sirve para  operaciones comerciales de carácter internacional con el fin de poder plasmar el valor de una operación, aunque también se puede enviar a modo de oferta comercial. Pero conviene recordar que este tipo de documento no posee valor contable, solo tiene efectos entre vendedor y comprador en base a lo acordado.

Y es que, al ser su emisión previa a la concretización de la operación, no supone un compromiso de realización de la operación y mucho menos supone una obligación de pago. Así pues, debe darse una aceptación de los datos que aparecen en la factura proforma por parte del receptor para poder emitir una factura ordinaria tras la ejecución de la transacción.

Conviene destacar que, al carecer de valor legal, administrativo o fiscal, las facturas proforma no son documentos válidos para su presentación ante la Agencia Tributaria para que cuenten en futuras revisiones de impuestos, por lo que hay que prestar mucha atención para no confundirlas y presentarlas como ordinaria. Es por esto por lo que lleva una serie de numeración diferente, o no van numeradas directamente y debe especificarse en la apertura de documento el concepto de ‘Factura proforma’.