Prueba ácida: fórmula e interpretación
El indicador financiero de prueba ácida es una razón muy fuerte. Es muy útil para saber si alguna empresa tiene suficientes activos líquidos a corto plazo como para poder cubrir sus obligaciones o próximas deudas. Es más estable y sólido que la razón circulante. También lo conocemos como el indicador de capital de trabajo, puesto que ignora activos que no son tan líquidos, como lo puede ser el inventario.
¿Cómo podemos calcular la prueba ácida?
La prueba de la fórmula ácida es sumamente fácil y tiene mucho parecido a la fórmula del ratio de liquidez:
Aunque también se puede formular de otra forma:
El activo circulante se compone de aquellas partidas del activo monetizables, que en un periodo máximo de un año se puede transformar en líquido, este puede ser el caso:
- Clientes deudores: se cobran al cabo de unas semanas o meses.
- Existencias: se compran para su transformación y después comercializarlas, de esta forma conseguimos liquidez.
- Efectivo: este lo tenemos presente en las entidades financieras.
- Inversiones y préstamos a corto plazo: con vencimiento dentro del mismo ciclo de explotación.
Por su parte el pasivo circulante o corriente son las partidas de pasivo que resultan monetizables, como pueden ser:
- Proveedores y acreedores
- Deudas a corto plazo
¿Cuál es la utilidad del test ácido?
Una de las razones por las que excluimos las existencias, es que en ellas podemos encontrar de todo. De esta forma, podremos determinar la capacidad que tiene la empresa para saldar sus deudas a corto plazo.
Este resultado obtenido, también nos va a servir para descubrir algunas de las relaciones que logran pasar inadvertidas. En este sentido, si esta prueba es bastante menor que el capital trabajo, vamos a encontrar una empresa que depende en gran medida de sus existencias. Sin embargo, una prueba ácida elevada nos enseña que la empresa logrará tener más dinero en efectivo. Pero este último no genera ningún tipo de rentabilidad.
Vamos a tener en cuenta que todo ese dinero en efectivo no nos es rentable y que las ventas que hagamos a los clientes, en la mayor parte de las ocasiones, van a estar financiadas por la empresa.
Resumiendo, en las existencias podemos tener mercancías de una temporada anterior, que seguramente deben de estar valoradas por un precio por el que probablemente no lleguemos a venderlas. Aunque también podemos tener mercancías que, por su singularidad, es muy probable que no se convierta en efectivo rápidamente.
El test ácido es una prueba mucha más conservadora sobre la capacidad de la empresa para pagar su activo circulante. Así, hace frente a sus deudas de corto plazo. Aunque tiene cierta similitud con el ratio de liquidez.
Cómo interpretar la prueba ácida
Cuando el resultado del test ácido es menor que uno, significa que el pasivo circulante es excesivo y que la empresa debiera vender pronto parte de su inventario. De esta manera, se podrá hacer frente a sus deudas y a corto plazo. Así, no tendría complicaciones.
Por lo tanto, si la empresa nos muestra en sus cuentas que tiene un ratio inferior a uno, debe de tomar nota y asegurarse de que la misma no corre riesgo.
Como terminamos de ver, el test ácido mantiene una relación entre los activos y las deudas a corto plazo, sin entrar a valorar el inventario de la empresa.
Es una herramienta más de la que disponer como inversores. De este modo, podremos evitar asumir riesgos que no necesitamos correr. El test ácido nos puede servir de ayuda para comprobar que es probable que una empresa puede tener problemas de solvencia a corto medio plazo.