Estos son los efectos de la deflación en la economía
La deflación es la bajada generalizada de los precios en los bienes y servicios de un país por un periodo de tiempo. Es el espejo de la inflación. Esta es la razón por la que también se le conoce como inflación negativa.
Para que exista la deflación, el descenso de los precios debe de ser generalizado y ha de expandirse por al menos durante un año, lo habitual es la ésta se produzca por un retroceso en la demanda de bienes y servicios, de forma que la poca demanda hace que los productos se vean forzados a bajar de precio, para tratar de conseguir compradores y de esta manera aumentar las ventas.
Puede parecer que la deflación es buena, ya que, con la bajada de precios, hace que los consumidores tengan más posibilidades de conseguir más bienes por menos o la misma cantidad de dinero. Pero la realidad es que puede llegar a ser más bien peligroso. Esto es debido a que una vez iniciado este proceso de deflación, puede resultar muy difícil volverlo atrás. La caída de precios hará que las empresas obtengan menos beneficios. Esto suele ir acompañado de despidos y del retroceso en la inversión.Y hablando de despidos, la demanda seguirá cayendo en picado, lo que hace que el descenso en los precios caiga más bruscamente.
Razones del miedo a la deflación
Como podemos observar, las consecuencias de una deflación pueden ser nefastas. Desde mediados del siglo pasado, la gran preocupación en las políticas económicas ha sido la inflación. Pero, ¿por qué a consecuencia de esto la deflación es mala?
Consecuencias de la deflación
Algunas de las consecuencias que acarrea la deflación son:
- Retrasa la decisión de realizar una inversión o realizar grandes compras.
- Aumentará el valor real de la deuda: esto va a ocasionar mayores pérdidas y agilizará el hundimiento de empresas y trabajadores autónomos.
- Debilitará el valor de los activos: esto va a repercutir en la reducción del valor de las garantías en los préstamos. Por consiguiente, la morosidad provocará más perdidas.
- Como hay menos demanda, la oferta de crédito va a disminuir al haber menos actividad.
- La congelación de los salarios y tenderán a la baja, ya que las empresas tendrán menos beneficios o menos margen en estos. Esto dará lugar a que las empresas inviertan menos y se sucedan los despidos.
- Otra consecuencia más, sería el engaño de la liquidez, los tipos de interés estarían al 0% con lo que la mejor forma de invertir sería usando del efectivo. Con esto no correríamos riesgo y la rentabilidad sería positiva.
A lo largo de la historia ha habido muchos casos de deflación, durante la gran depresión de 1929 en los Estados Unidos y en Japón durante la década de los 90, aunque en el 2009 tuvo nuevamente otra fuerte caída y más recientemente en la Comunidad Europea.
Una gran inflación es peligrosa, pero caer en una deflación también lo es. Es por lo que los bancos centrales de las grandes economías desarrolladas, como Japón, Estados Unidos o la Zona Euro procuran tener la inflación baja sin llegar a resultados negativos.
¿Cómo se puede frenar la deflación?
La deflación a día de hoy, no es algo que forme parte de nuestras previsiones. Pero esto no quiere decir que no exista riesgo. Por ello, es crucial estar atentos y prevenidos, tomando medidas para evitar que ello suceda.
- Los gobiernos deben tomar como finalidad reactivar el consumo, de esta forma poder subir los precios.
- Intentar reducir la presión fiscal. Así, las empresas contarán con más recursos disponibles para la inversión y la población tenga más renta disponible.
- Reducir los tipos de interés. De este modo, se puede acceder a mejores posibilidades de créditos y reactivar el consumo y las inversiones. A su vez, esto supone que el ahorro no interese y se use ese dinero para usarlo como efectivo.
Como vemos, las consecuencias de la deflación pueden ser fatídicas. Pero con las previsiones y las políticas socioeconómicas correctas, no debieran darse. En el caso de detectar algún indicio, atajarlas correctamente.