Declaración de la renta

El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas es un impuesto personal que grava la renta de todos los ciudadanos del país, se aplica a los ingresos que genera una persona ya sea obtenidos por cuenta ajena como asalariados de una empresa, o conseguidos por cuenta propia como autónomos o empresarios. Además se tiene en cuenta las plusvalías obtenidas que afectan al patrimonio neto de una persona.

El tipo impositivo es de carácter progresivo, por ello a mayor rendimiento económico mayor es el porcentaje de impuestos a pagar. Para calcular dicho porcentaje es necesario conocer la base imponible, esta está formada por las distintas rentas que puede ganar una persona: rentas del trabajo, rentas del ahorro, rentas de los inmuebles o las rentas de actividades económicas que afectan a los autónomos.

La mayoría de ciudadanos solo tienen en cuenta en su declaración las rentas de trabajo y las del ahorro por ser las más frecuentes, pero existen muchos escenarios y por ello hay que conocer cómo tributar los ingresos obtenidos por el rendimiento de la viviendas, los fondos de inversión o incluso las ayudas públicas.

Una vez al año los ciudadanos tienen que rendir cuentas por los ingresos obtenidos, para ello se tiene en cuenta los diferentes tipos de renta que existen y presentar la declaración de la renta durante el periodo fiscal habilitado para ello. Al presentar la declaración del IRPF la Agencia Tributaria comprueba todos los ingresos obtenidos y se cerciora que el pago de impuestos es el correcto.

En España es obligatorio que todo ciudadano presente la declaración de impuestos, sea de nacionalidad española o no, siempre que haya vivido en el país durante ese periodo de tiempo o haya realizado alguna actividad económica. Sin embargo, existen excepciones, estas varían cada año y por ello hay que estar atentos a las novedades de la renta que publica la Agencia Tributaria. Durante 2019 el mínimo por rentas procedentes de rendimiento de trabajo es de 22.000€, cuando existen más de un pagador el mínimo es de 12.643€.

Cada año la campaña de la declaración de la renta cambia, la declaración de la renta de 2018 se presentará a partir del 2 de abril de 2019 hasta el 1 de junio. Todos los contribuyentes tienen 2 meses para organizar sus cuentas y presentar la declaración del IRPF. Para hacerlo es necesario presentar el modelo 100 ya sea de manera presencial en una oficina de Hacienda o acudiendo a la web Renta.

La Agencia Tributaria ofrece los datos fiscales de todos los ciudadanos para agilizar el proceso, se conoce como el borrador de la renta, y podemos solicitarlo desde la web o incluso la app que existe y así solo comprobar que los datos son los correctos y aceptarla, o modificarlos en caso de que no lo fuera.

El borrador de la renta se solicita desde la web www.agenciatributaria.es y la AEAT nos enviara un sms con el código que nos permitirá consultar, modificar o confirmar la declaración.

Ante cualquier duda en el proceso es posible solicitar cita previa en las oficinas o acudir al teléfono de atención (901 223 344 y 901 121 224) donde un asesor resuelve todas las dudas.

El pago del IRPF no se produce de golpe en una fecha concreta, sino que se realiza de manera progresiva mediante las retenciones de IRPF. Hacienda obliga a retener un porcentaje del IRPF en las rentas de las personas físicas, va recaudando dinero de cada persona de forma periódica a través de las nóminas, facturas a empresas, pensiones o inversiones como los fondos bancarios. Con este mecanismo el Estado no tiene que esperar a cobrar a final de año y el ciudadano no siente que el pago fiscal sea tan grande al realizarlo mensualmente.

En función de la retención que se aplique en cada caso es posible que Hacienda devuelva dinero al contribuyente tras presentar la declaración de la renta, o también puede suceder que este tenga que abonar más dinero porque el total no llega a la cantidad estipulada. Todo dependerá del cálculo del IRPF que se haya realizado en nóminas o facturas.

Podemos pagar menos IRPF al desgravar algunos conceptos de la base imposible de las rentas obtenidas. El tipo impositivo del IRPF se aplica a la cuota líquida, que es el resultado de restar las deducciones a las rentas totales obtenidas.

Existen una serie de medidas que podemos aplicar para pagar menos en la declaración de la renta, es lo que se conoce como ahorro fiscal. Estas deducciones pueden aplicarlas tanto los ciudadanos de a pie como los autónomos que dirigen un negocio.

En la declaración de la renta hay que incluir todos los ingresos que hayamos tenido durante un año y hayan afectado al patrimonio que poseemos, pero algunos de ellos tributan de manera especial como son los ingresos por inversiones. En estos casos existe la compensación de ganancias y pérdidas, esto significa que hay que tener en cuenta todo el dinero invertido y si ha producido ingresos o no. En el caso de producir pérdidas es posible compensarlo en la declaración de la renta, por ello es importante conocer cómo tributan algunas inversiones.